El 1 de Noviembre, además de celebrar la fiesta de Todos los Santos, volveremos a recordar aquel formidable acontecimiento que ocurrió en 1755, hecho que marcaría para siempre el devenir de las personas de Chipiona.
Para aquellos que no conozcan la historia, el 1 de Noviembre de 1755 tuvo lugar uno de las más célebres terremotos de la historia, siendo las 9,50 horas de la mañana cuando la tierra, en las costas lusitanas, empezaron a temblar.
Según las crónicas, en 5 minutos destruyó gran parte de la bella capital de Portugal. Sus efectos fueron tales, que se dejaron sentir en muchas partes del mundo.
A consecuencia del movimiento sísmico, se alteró el mar furiosamente, produciéndose en las siguientes dos horas, dos réplicas, y las olas gigantescas de un tsunami, que se abatió sobre las costas portuguesas y el litoral atlántico andaluz.
En Chipiona se recogió por partes de los monjes que habitaban el Convento de Nuestra Señora de Regla lo siguiente:
En el citado día 1 de noviembre no se advirtió novedad alguna desde el amanecer hasta las 10 del día por estar el tiempo sereno, y el día pacífico, el mar quieto y sosegado, viento Norte poco sensible. Mas, siendo como las 10 de la mañana, hallándose esta Comunidad en su coro alto cantando solemnemente la hora de tercia, se empezó a sentir que el coro, y la Iglesia, se balanceaban con extraño movimiento y éste, tan perceptible en la vista, que facistol, lámparas de la Iglesia, candeleros de el altar, y todo el templo se estremecía y movía a modo de una cuna, de un costado a otro costado, que miran a el Norte y Sur.
Advirtióse ser un terrible terremoto, y aunque en todos causó el correspondiente susto, y se entró en el recelo de que se desplomase todo el edificio, que [es] de cantería, sobre todos nosotros, faltó la libertad para desamparar el coro, ligados todos de un mismo superior impulso, y llenos de la más segura confianza en el Patrocinio de Nuestra Santa Imagen, que estaba patente a la vista en su majestuoso trono. Al punto nos postramos todos de rodillas, y esforzando nuestra devoción, seguimos con la mayor constancia la hora canónica.
Duraría el temblor como de diez a doce minutos y, conocida la restitución que hizo la tierra a su pausa, y quietud natural, volvió la Comunidad a tomar sus asientos, reconociendo cada uno la Piedad Divina, y el Patrocinio de María Santísima de Regla, Nuestra Señora, que nos libraron de el estrago amenazando con tanta felicidad que no se experimentó el menor daño en todo el recinto de el convento.
Cantóse la misa conventual sin el menor recelo, y concluida, se cantó la hora de sexta; sobre el fin de ésta, que sería como las 11 y cuarto, se oyó un espantoso bramido de el mar, y se vio que se elevaron tanto las olas, que arrojándose con violencia las aguas sobre el citado baluarte, y sobre las barrancas de el convento, arrollaron a un artillero, que estaba en él (el que no padeció daño alguno, por haber invocado el patrocinio de Nuestra Santa Imagen), y cayeron sobre las paredes de el convento, y corriendo por sus fosos inundaron la Iglesia y cercaron sus 2 costados hasta introducirse por la puerta principal de los Patios, que mira a el Levante.
Sorprendidos de este no previsto impulso de el océano, algunos religiosos que estaban fuera, y dentro de el coro, huyeron con aceleración a los campos, manteniéndose otros en el mismo coro.
Los vecinos de la localidad ante esta situación llevaron en procesión al Santísimo Cristo de las
Misericordias hasta el punto donde hoy se alza la Cruz del Mar, ocurriendo que a su paso, milagrosamente, las aguas retrocedieron.
La alegría del pueblo fue inmensa y desde entonces se saca cada 1 de Noviembre, al Santísimo Cristo en procesión, para recordar aquel momento y agradecer el milagro realizado.
Además para dejar contancia de lo ocurrido se levantó una cruz en el sitio donde las aguas retrocederon y se colocó una placa con la siguiente leyenda:
Foto de la colección del cronista oficial de la Villa de Chipiona |
EL DÍA PRIMERO DE NOVIEMBRE DE 1755, CUYA FECHA RECUERDA EL FORMIDABLE TERREMOTO DE LISBOA INVADIDA ESTA VILLA POR EL MAR, Y SOBREPONIENDOSE AL PÁNICO SUS HABITANTES, SACARON EN PROCESIÓN AL STMO. CRISTO DE LAS MISERICORDIAS, QUE FUE CONDUCIDO A ESTE LUGAR, ANTE CUYA PRESENCIA SE RETIRARON LAS AGUAS. PARA PERPETUA MEMORIA DE LA PROTECCIÓN QUE MERECIÓ ESTA VILLA DE NTRO. SEÑOR, SE ERIGIÓ EN ESTE SITIO UN MONUMENTO QUE FUE REEDIFICADO EN 1878 Y RENOVADO EN 1910.
El monumento volvió a ser renovado en el año 2008.
*Fuentes: Libro "Misericordias en Chipiona" de Juan Luís Naval Molero y Chencho Florido.
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