lunes, 17 de julio de 2017

Chipiona arropó un año más a la Virgen del Carmen

Masivo acompañamiento de fieles y devotos llegados de numerosos puntos asistieron ayer a la Procesión -tanto marítima como Triunfal- de la Santísima Virgen del Carmen por el itinerario prefijado que no se vio alterado ni por el incesante calor ni la afluencia de público en ningún momento.




Apenas pasaban unos segundos de las 13,15 horas cuando las andas con la Virgen del Carmen se dirigían al Muellecito para su Embarque. El entorno de la Pañoleta mostraba colgaduras y centros de flores en sus terrazas, aludiendo a uno de los días más grandes que se celebran en la localidad. Con un ritmo muy acelerado y sorteando las altas temperaturas, apenas diez minutos después era recibida por una lluvia de pétalos -la primera de muchas- para posteriormente embarcar a los sones del Himno de Andalucía y la Salve Marinera.



Comenzó así, en una pequeña embarcación debido a la bajamar, la Procesión que la llevaría en dirección al Santuario de Regla, muy cerquita de la Patrona por la orilla del mar sorprendiendo a bañistas y veraneantes.



Pasadas las 3 de la tarde retornaba a la Lonja Pesquera que la esperaba con las andas procesionales ya listas para la procesión de la tarde y un curioso exorno floral con mariposas incluso junto a girasoles, nardos y otras variedades florales en tonos morados.



Ya por la tarde, a las 19,30 volvía en Procesión hasta la Parroquia en un itinerario quizá un poco temprano, impidiendo así que sea mayor público el que se congregue en las inmediaciones de la Lonja, pese a ello la Virgen no iba sola en ningún momento llenando la amplitud del Muelle.



Una hora después, la Virgen llegaba a un Barrio expectante, sin colgaduras, ni cantes, ni fuegos cohetes como muchos echan de menos. El Barrio que desde siempre ha esperado con especial emoción a la Virgen apenas presentaba algunos mantones de manila y colgaduras, con distintas petaladas desde los balcones y azoteas que, poco a poco fueron llenando los candelabros de guardabrisas y el regazo donde sostiene al Niño.



La tarde cayó a la altura de Padre Lerchundi, donde sonó "Saeta jerezana", un repertorio más novedoso que el habitual con marchas nuevas como "Siempre la Esperanza" o "Passio Granatensis". Si bien la Banda no estuvo a la altura ni fuerza ni sonido.


El momento culmen fue la llegada a la Hermandad del Rocío, donde se escuchó una traca de fuegos artificiales y una inmensa petalá que hizo del público un mar de aplausos ensordecedores y los vivas del Hermano Mayor del Rocío, apenas girando un poco el paso por la estrechez de la calle.



En apenas una hora, con el itinerario que recorría algunos años atrás por Cuatro Esquinas, el cortejo se plantó en la Plaza de la Iglesia, saludando a la Hermandad del Cristo y a la Banda en una maniobra un tanto complicada y extraña, pues el giro lo realizó prácticamente enfrente de la puerta lateral de la Parroquia.



Con Campanilleros y Encarnación Coronada, en una plaza Juan Carlos I completamente abarrotada y cantando la Salve, se ponía punto y final al día de la Virgen en el que se echaron en falta quizá un poco más de entusiasmo a la hora de adornar las calles y los cohetes, que ya no anuncian la salida.

La crónica y galería de  fotos son gentileza de nuestro colaborador, Alberto Reyes.




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