domingo, 10 de septiembre de 2017

La Virgen de Regla llenó de fervor las calles de Chipiona

En la Festividad de la Natividad de la Virgen María, Chipiona celebró un año más la Procesión de su Patrona, la venerada imagen de Santa María de Regla.



Una cita que congregó a numerosos fieles, como viene siendo tradicional traídos desde diferentes puntos de la geografía española, pues es una manifestación de fe que arrastra a numerosos devotos de las poblaciones limítrofes como Sanlúcar de Barrameda o Rota (Donde es venerada con dos retablos cerámicos incluso con un arco en su honor), hasta Jerez, por su cercanía y vinculación de sus veraneantes, Sevilla y otras poblaciones no tan cercanas.



Hablar de Chipiona el 8 de septiembre es rememorar una de las procesiones más multitudinarias de España, comparable con exponenciales de fe mariano como la Romería de la Cabeza de Andújar o la del Rocío de Almonte, aunque en diferente formato.



Las andas procesionales de la amantísima Virgen, hicieron su aparición bien pasadas las seis de la tarde, con algo de adelanto sobre la hora en años anteriores y antecedida como no podía ser de otra manera de las Hermandades de la localidad (El Rocío, Hermandad del Cautivo y Hermandad del Cristo y la Hermandad de Regla del Pinar), así como la Asociación Parroquial de la Borriquita.



Antecediendo el paso de la Patrona, el Simpecado que reproduce a la imagen fiel a su iconografía con corona imperial, ráfaga de plata y manto burdeos, tal y como salía hasta antes de que fuese coronada canónicamente en 1954.

Fue el momento culminante cuando tras los Cultos concelebrados en su honor desde el pasado mes de agosto, la Morenita -conocida así cariñosamente por sus chipioneros- salía recortando la fachada de su Santuario entre el fervor de su pueblo que la recibía con una estruendosa traca de cohetes y suelta de palomas. El preludio de más de tres horas que quedaban para dar las gracias y bendecir la feligresía de un itinerario prácticamente centenario.

Con la marcha de su Coronación, el cortejo fue avanzando con solemnidad quedando parado a la altura de la Explanada, justo antes de comenzar a recorrer la Avenida que lleva su nombre y bajo las luces de la Virgen de Consolación de Utrera, que no llegaron hasta la Plaza de los Ponis como antiguamente, sino que se limitaron a adornar sólo hasta la embocadura con la calle Padre Ángel Nebreda.



Los primeros rayos de sol de una tarde no tan calurosa como en años anteriores empezaron a alumbrar el rostro de la imagen cuyo rostrillo de oro, perlas y esmeraldas brillaba especialmente.

Seguidamente con marchas alegres como Virgen de la Paz, Rocío o Rosario de Montesión arrancando aplausos a su paso y meciéndose sobre los pies, pasadas las siete y cuarto de la tarde se adentraba en la Plaza de la Esperanza, atestada de personas que no querían perderse el cruce con la Avenida de los Eucaliptos y aprovechando para fotografiar la imagen del cartel que este año ha anunciado su Salida.



Tras una larga chicotá a los sones de Mi Amargura (Que empieza ya a sonar demasiado quemada en los cortejos procesionales), y volviendo a esconderse el sol entre las ramas de la Avenida de Jerez, a los sones de El Corpus y Siempre la Esperanza,  llegaba la Virgen de Regla al Monumento de la Luz, este año sin girar al faro como novedad y encarando el Paseo Marítimo con mayor lentitud, algo que agradecieron las masas que no hacían avanzar al paso.



Fue entonces cuando la comitiva sorteó diferentes obstáculos entre el público y protección civil, que bien su labor se vio truncada con voces y gritos muy impropios de una Procesión, y del que no es el primer año que llegan quejas.



El sol empezó a bajar poco a poco y el sonido de la Banda se perdía en la lejanía entre el gentío y no demasiada fuerza interpretativa, llegando al Humilladero con el ocaso bien avanzado amenizado por la Coral de Asidonia Jerez entre piezas de Schuber y cantos marianos. Especialmente emotiva la Salve Marinera vuelta al Océano Atlántico, con la suave brisa del mar y el revoloteo de gaviotas fijando una imagen digna para el recuerdo.



La Banda se reincorporó y fue entonces cuando con Madre de los Gitanos Coronada, la Madre de Dios bordeaba el Humilladero donde se apareció, anexo a su Santuario mientras las luces se iban encendiendo justo a su paso entre el aroma de los olorosos nardos que habían abierto durante la tarde.



A la hora tradicional, sobre las nueve de la noche hacía su aparición en una Explanada de Regla completamente abarrotada, entre una gran petalá de pétalos de rosa, cayendo levemente sobre su centenario paso y provocando vítores y guapas en un pueblo completamente entregado hacia su Virgen.



Tras subir la rampa y arrancar dos veces de nuevo, hacia abajo, el paso se iba despidiendo poco a poco con sones macarenos y trianeros, un guiño a las devociones sevillanas tan arraigadas entre el público, sonando su Himno de la Coronación antes de proceder a la Entrada Triunfal entre una traca de cohetes que, como novedad, este año fueron lanzados desde la misma playa de Regla.



La Virgen fue recibida en el interior de su Santuario entre gritos que la aclamaban, manifestando la fe que tanta gente profesa a la devotísima imagen tras su corta estancia entre los chipioneros, siendo entronizada en el Altar Mayor cercana las diez de la noche y poniendo punto y final a un glorioso ocho de septiembre.





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