Los peculiares nazarenos de la Hermandad del Cristo que antecedían a Nuestra Señora de la Piedad, con capa y antifaz carmesí y túnica morada comenzaron a discurrir por una abarrotada Plaza de Juan Carlos I, estrenando en su remozada estética la incorporación de nuevas palmeras. Poco después de las 7 de la tarde, el cortejo encabezado por la Cruz de Guía de carey y plata se encaminaba siguiendo el itinerario de costumbre, para tirar por la calle Jesús.
El paso de la Virgen, que estrenaba unos querubines plateados con guardabrisas a sendos costeros del paso, presentaba un exorno de clavel rojo sangre de toro con diferentes variedades mezcladas con flores blancas en las esquinas y laterales, rompiendo un poco con la tónica habitual de este exorno, más sobrio.
La bella dolorosa, de López Olmedo, gubiada en el año 2006, se presentaba vestida con la saya burdeos bordada en oro, obra de Manuel Vidal, y el manto negro con bordados en oro, también del mismo autor. Estrenaba el cíngulo franciscano, de reciente incorporación en la cofradía prendido de la cintura y sustituyendo al fajín. Sobre sus sienes la diadema en metal plateada y la cruz con las escaleras y el sudario del Señor.
Es de destacar el brillante acompañamiento musical que puso sus sones tras la imagen la banda malagueña de "Cuevas del Becerro" , con marchas de corte clásico-fúnebres siguiendo la estética y sobriedad que caracterizan a esta jornada. A la salida, se interpretó "Piedad", del maestro Juarranz, una obra de arte que apenas se escucha en los repertorios, con una afinación y sonoridad muy altos que hicieron las delicias de este sobrio acompañamiento en la tarde del Miércoles Santo.
Numeroso público acompañó el misterio de la Piedad, sobre todo en las estrecheces con marchas elegidas para la ocasión. Especialmente emotivo el paso por la calle Zorrilla, la calle Castillo saludando a la Hermandad del Rocío o su entrada por la calle de las Flores accediendo previamente por Agustina de Aragón e Isaac Peral, muy concurridas. La recogida se efectuó con más celeridad que el cortejo que acompaña al Señor el Viernes Santo, buscando un ambiente más íntimo, recogiéndose en su capilla a los sones de Margot alrededor de las 10 y media de la noche y cerrando así un brillante Miércoles Santo para el recuerdo.
Las fotografías que ilustran esta crónica están tomadas de la mano de José María Lorenzo, María Regla Cordero o Gaspar Bueno González entre otros.
Os dejamos algunos vídeos que muestran la Estación de Penitencia de la Piedad por las calles de nuestro municipio.
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