viernes, 6 de abril de 2018

Crónica del Jueves Santo

Una de las jornadas más brillantes de la Semana Santa de Chipiona tuvo lugar en la tarde del Jueves Santo. El sol se alzaba con fuerza, iluminando la fachada de la Parroquia de la O, cuando pasaban varios minutos de las 7 y media de la tarde, los nazarenos con capa y antifaz negro y túnica blanca, presididos por la Cruz de Guía, iban avanzando poco a poco hasta adentrarse por completo en la Plaza de la Iglesia.




Tras el Senatus y la Bandera de paso , la Hermandad del Cristo dispuso un importante tramo de sus hermanos nazarenos, para acompañar a su vecina precediendo las últimas filas de penitentes que antecedían el paso del Señor. Con una celeridad acompasada, el Libro de Reglas, las últimas varas y el cuerpo de acólitos, la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo se ponía en la calle, iluminado por los últimos rayos de la tarde. Portaba la túnica adamascada en rojo y el broche con las iniciales JHS sobre su pecho, en contraste con el hermoso y variado exorno floral, en tonos morados asilvestrados formando el monte, con suma elegancia colocados, sueltos, y del gusto del público en general. El paso estrenaba el llamador, en alpaca plateada y que simboliza la torre del templo donde radica la Hermandad.





Tras la Marcha Real, el Cautivo reviraba lentamente para entregarse a su pueblo en una jornada marcada por el viento, provocando que los cirios quedasen apagados prácticamente durante todo el recorrido. Detrás de la imagen, el novedoso acompañamiento de los sones de la Banda de Cornetas y Tambores "Stmo. Cristo de la Sangre", de la popular Hermandad de San Benito de Sevilla.



El paso de Manuel de los Ríos se perdía con sones clásicos por la Plaza de la Iglesia y los nazarenos de la Virgen comenzaron a abrirse paso en la Plazoleta, primero la Bandera Concepcionista seguido del Guión de San José Obrero, titular de la corporación del Jueves Santo. La presidencia y por último, el cuerpo de acólitos que antecedían a la dolorosa más antigua de cuantas procesionan en nuestra localidad.




La Virgen de los Dolores, hermosamente vestida por José Carlos Gutiérrez, se encajaba frente a la puerta de la Parroquia pasadas las 20,15 de la tarde, con su candelería completamente encendida. El paso de palio, con una variedad de flores muy curiosa, combinaba desde hojas de oro hasta rosas, en tonos muy distintos, en una gama rosácea-morada muy original con algunos ramos verdes.





La Banda Municipal de los Palacios interpretó el Himno Nacional y seguidamente "Esperanza, Pasión de Triana", adentrándose en una sola chicotá en el centro de la plaza. Sobre su pecho la Medalla de la Ciudad, concecida en agosto de 2010, y la Medalla de la Asociación del Santo Ángel de Jerez, así como ciñendo su cintura el fajín general de capitana, enjoyado con distintas condecoraciones.



El palio estrenaba las maniguetas, de las que anteriormente era desprovisto, portando en su delantera a la que es Reina y Patrona de la ciudad, la Virgen de Regla. La saya que portaba la imagen es la que alterna habitualmente, de tisú de oro, con bordados en oro y espejuelos realizado por hermanas de la corporación, y el manto en color berenjena, salpicado de flores y tallos vegetales, con tisú de colores, bordado por Manolo Vidal.



Con la caída de la noche y tras atravesar las calles del Barrio marinero, la corporación buscaba el centro histórico y la visita a la Hermandad del Rocío, donde el viento amainó un poco, consiguiendo mantener los faroles del Señor encendidos. Con los sones de Pasión, Muerte y Resurrección, la imagen continuaba su recorrido a escasos metros del templo parroquial. Su Madre de los Dolores, con la candelería ya apagada, realizaba el tradicional saludo con la marcha de Vidriet, causando uno de los momentos más álgidos de la Procesión.



Una saeta rompía en aplausos, desbordando la calle Castillo y la luna iluminaba entre las palmeras la Plaza de la Iglesia a la recogida de la cofradía, poniendo fin a este día con la entrada de la Santísima Virgen pasada la una de la mañana.



Tendrá que pasar más de un año, para que el próximo 18 de abril sea de nuevo, Jueves Santo.







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